Viaje

Viaje
Desde la Mistela en Betania, queremos viajar con el sol que nos abandona.

sábado, 6 de marzo de 2010

TACUINIS
SOBRE UNA RESEÑA DE ISAIAS PEÑA SOBRE J.D. SALINGER.
Hola Isaias, iba a comentar tu reseña, pero de inmediato surgió aquello de tener cuenta y las claves.
Voy a reconstruir lo que había escrito y se borró al efectuar el registro:



Que no tuve suerte, al leer el libro en soberano españolete. 
De tal suerte que las tan esperadas y efectivas expresiones adolescentes de Caulfield, a lo mejor las pierde la gilipollas que tradujo la novela. De todas maneras alcanza a vislumbrarse el complejo mundo de éste Holden, a lo mejor mas complejo que el propio Quentin de Faulkner. Claro con todas sus desmesuras, que van del pobre adolescente que practicaba el golf, hasta su efectiva sicopatía de norteamericano, sin posibilidades de cura como Woody Allen. Así pues que nada de comparación con el internado que sufriera el pobre Joaco o tu . Lo dicho, faltó Cortázar para poder penetrar en la espléndida sordidez de ese adolescente, un tanto oscuro o mejor desteñido a fuerza de la doble moral aprendida por los españoles que se cagan de verdad en la leche, la hostia y hasta en Dios, pero nos arrebatan de labios del posible "desadaptado" rico, la confesión del veneno claro, para descifrar el origen de la chispa que desata la oscuridad del hombre. Ese desprecio por lo humano que nos acerca tanto a Fernando Vallejo con su primera persona como una daga ensangrentada.
Si conoces una mejor traducción, recomiéndamela y 
hablamos.
Al parecer tengo blog. Si es así , éste se consigue con el nombre del escritor aventurero que escribía TACUINIS. Como se llamará lo que de ahora en adelante escriba por esos lares, si existo.
M.P.
MARZO 6 DE 2.010

TACUINIS

El asunto está en atreverse a vislumbrar lo que acontecerá.
Un vate tiene por obligación cumplir con el rito de adivinar.
Si no es la suerte, por lo menos lo que acontecerá en fecha reciente a su alrededor. De ahí la gran preocupación de la gente docta, por los usurpadores, que con el cuento del tarot y sin haber llorado en el vientre materno, se atreven a indicar el desbarrancadero de cualquier sujeto por los confines de un incierto futuro.
Es cuestión de entender el tiempo.
Nada mas fácil.
Si entendemos que una de las formas del tiempo es la música. Elemental. Rodar por alguna nota hasta llegar mas allá de donde partimos.
Para los sordos por ejemplo el tiempo no es tan material, como lo es la música para los de grandes audífonos cartilaginosos.
En fin, atreverse a escribir en pequeños textos como éste, lo que viene del futuro.
Porque lo que no entendemos es que ya sabíamos el futuro. Y que nuestro recuerdo fue borrado al nacer con una nueva cinta. La del presente.
Pero el problema celular del crecimiento no es otra cosa que la reversión desde el futuro de lo que ya fuimos. Es esa sensación de haber estado en un sitio allá en el infinito, que no lo es tanto, o mejor del cual hacemos parte como finitos, pero ocupamos el lugar. A un lado del punto se desliza una tonada musical con sabor a eternidad que es el tiempo. Y no es tarde ni noche. Simplemente es una estática del movimiento.
Esos chinos se la traían con esto de adivinar.
Por eso insisto.
Adivinar no es de brujos.
Es la peor obligación que nos tocó a los escritores.
Y si lo hacemos en tacuinis es mas llevadero para el cerebro.
Porque nos permite acceder a una temporalidad mas extendida.
Eso y sembrar árboles, si hasta parece fácil.
Pero hay que intentarlo.